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Y MÁS SOBRE ESTELAS DISCOIDEAS NAVARRAS "Se juzga que es imagen de Don Theodosio aquella que está a la parte diestra, y que las otras dos son las de su padre y de su madre; y que la especie de lanza que tiene metida por la espalda de la inmediata efigie, le indica hi– riendo en la cama a sus padres. Fue imperfección del artífice no haber figu– rado esto con más propiedad en las efigies, y no menor defecto suyo el haber puesto descubiertos los dos puñales sobre los vientres de los dos cuerpos en lugar de ponerlos como clavados y metidos en ellos". "Sería tal vez quien labró esta piedra algún rústico cantero poco instruido y menos versado en las reglas prácticas del dibujo." Hasta aquí la relación del padre Burgui. ¿Lo hubiéramos hecho hoy nosotros mejor? Análisis del texto del padre Tomás de Burgui Comentando esta leyenda con compañeros estudiosos de estelas discoi– deas, me indicaron que sería conveniente relatar de forma clara el hecho a que se refiere la cara del disco ilustrado con esas tres figuras humanas, por– que en la zona navarra de influencia del Santuario de San Miguel de Aralar, la conoce todo el mundo, pero en el resto de Navarra y de las demás regio– nes donde puedan darse posibles lectores de estas páginas, no. La leyenda casi mítica se sitúa en el siglo octavo, antes todavía de la in– vasión de los árabes que tuvo lugar en el año 711, cuando el último rey visi– godo, don Rodrigo, fue derrotado por Tarik y Muza en el Guadalete. El padre Burgui recoge la fecha del 707, indicando que era rey de los visigodos Witiza y que desde Roma gobernaba la Iglesia de Cristo el papa Juan VII. El personaje central es don Theodosio de Goñi; natural de una noble fa– milia de la localidad de Goñi, en el valle del mismo nombre de la montaña de Navarra (prologación de las sierras de Andía hacia Pamplona), al no ser el primogénito de la familia, se estableció en diferente casa de la de sus padres, en el mismo lugar de Goñi, al contraer matrimonio con doña Constanza de Butrón y Viandra. La casa palacio que habitaron se llamó Larrañaren-etxea, y, añade el padre Burgui, "con menos letras, Larragusia, Larranchea, Larrainzar, Larra– cecoa, Larracea, en la lengua Bascongada propia del país"; la traduce como casa de la era, y pasó a ser el señor de la era o de la casa de la era: Larraña– ren-Nausia o Larrain-Nagusi. Fue declarado Palacio Cabo de Armería en 1517, título que confirmó Carlos V en 1525; este palacio, también llamado de San Miguel, poseía escudo de armas "con una cruz dorada sobre campo colorado y un dragón y una argolla rompida" (sic) (se describe el escudo de esta forma en el decreto del Virrey). El padre Burgui nos dice que en su tiempo el Palacio estaba totalmente derruido, pero manteniendo todavía en la pared principal o frontispicio, el escudo de armas indicado "como yo los he visto", subraya el sabio antropólogo roncalés. Por motivos de Real servicio ("esfera digna de los esplendores de su cuna, de los lucimientos de su honra y de los ardores de su caballerosa va– lentía"), salió de casa para una larga campaña militar. En su ausencia, su es– posa recogió en su Palacio y prestó su habitación a los padres de su marido, porque en su ancianidad se hallaban muy solos; un determinado día, al ano– checer, después de la frugal cena, dejó descansando en la alcoba matrimo- [17] 237

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