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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL llos y cucharas; en el caso de la plata, además del precio, se especifica su peso en onzas y arrobas. Iluminación-. Fundamental en la vida doméstica es la iluminación, y sólo dispone de dos candeleros de plata, cuatro bujías, también de plata, un candelero de azófar de tres brazos y un «belón» de azófar también, de dos brazos. Junto con varios objetos denominados «salvillas» se vendieron varias espabiladeras que servían para cortar los pábilos o torcidas que hay dentro de las velas de cera. Escritorios-. Se vendieron igualmente dos escritorios de ébano, otros dos de ébano y marfil y otro escritorio pequeño. Junto con estos escritorios se ofrecie– ron al público dos bufetes pequeños cubiertos de cuero de moscovia, otros bufe– tes grandes de los mismo y un bufete de nogal, también de tamaño pequeño. Vestuarir;. De su vestuario propio puesto a subasta pública, entresacamos una larga serie de camisas usadas y nuevas, algunas de «Beatilla» y otras de «Holan– da»; dos jubones, uno de damasquillo y el otro viejo; calzones de bayeta y tres pares de calcillas, entre lo más sobresaliente. Se vendieron también varios man– teos de seda y de paño y dos veces se indica «una loba y manteo viejo» y una sobrepelliz vieja. · Dormitorir;. Se hace mención concreta de cuatro camas, una de damasco car– mesí, otra de cordellate y otra de «cama de camino» con colgadura verde. Se vendió también la madera de otra cama de camino. Junto con las camas, se citan un gran número de colchones, colchas, mantas, sábanas y almohadas; se especifican infinidad de toallas y alfombras y una serie bastante larga de telas de diferentes clases y colores. Como complemento al ajuar del dormitorio se añade «una bacinica» de plata, una «parangana», unas tijeras, un «algaliern, «una .pilica de aguabendita de pla– ta», dos arcas, una de ciprés, y varios baúles, junto con un calentador de cama y algunos espejos y peinadores. Coche y cochem Era dueño de un coche de mulas, con su animal, su gualdrapa y su freno, y un costal y un cedazo, para servicio de los animales. Disponía de empleados para el coche y las mulas, y además tenía un esclavo llamado Juan Blay, a quien en su testamento dejó solamente «luto de bayeta»; naturalmente no se le expuso al público en la Almoneda de Zaragoza 20 • Vendieron muy pronto casi todo lo subastado y en páginas posteriores se fue señalando la relación de objetos que «quedaron sin vender», aunque al mar– gen de la misma página se indicó el nombre de los que se iban quedando con los objetos no vendidos en la Amoneda o subasta pública. Vivió, pues, don Bias Alexandre de Lezaeta en el Palacio de la Aljafería, pero de forma totalmente independiente de sus compañeros de profesión, con su cocina, sus criadas y ama, su coche, su cochero y su esclavo. 20. Don Florentino Portu nos describe con detalle la subasta que se hizo de un esclavo mo– risco <;n la ciudad de Fuenterrabía el día 10 de julio de 1648; lo adquirió una persona compasiva de la ciudad para darle inmediatamente libertad. Véase: PORTU, FLORENTINO. Fuenterrabía - Notas histrJricas_y curiosidades hasta 1969. Ed. Autor. Fuenterrabía, 1975, 426 p. Véase p. 74-77. Era frecuente en la sociedad españoJa del siglo XVII el esclavo o «siervo personal». Sobre este terna puede verse: DELEITO Y PINUELA, JOSE. La mujer, la casa _y la moda (En la España del Rey P"eJa) Espasa-Calpc, Madrid, 1946, 301 p. Véase p. 143-147, La esclavitud doméstica. Véase también: DOMINGUEZ ORTIZ, ANTONIO - El Antiguo Régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias. Historia de España Alfaguara torno 111. Madrid, Alianza Editorial, 1974.. Véase el cap. 9, Los elementos sociales exteriores al sistema, pag. 175-193. [14]

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