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TESTA;\lENTO DE DON BLAS ALEXANDRE DE LEZAETA 1597-1647 Mandas especiales para cada uno de sus hermanos. Va señalando uno por uno a cada hermano o hermana, recalcando en cada caso que el legado es para el hermano o sus descendientes. 1. A su hermana i\1aría i\lartín de Lezaeta deja quinientos ducados de a once realaes. 2. ;\ su hermano Juan de Lezaeta, otros quinientos ducados. 3. A su hermana menor, Ana de Lezaeta, trescientos ducados. 4. A su otra hermana, i\Iaría García de Lezaeta, otros trescientos ducados de a once reales. 5. A la hermana Catalina, trescientos ducados. En total señala don Blas para estos cinco hermanos una suma de mil nove– cie~tos ducados de a once reales. 6. La casa paterna-. En la casa paterna quedó su hermano Martín de Lezaeta; deja para esta casa dos mil ducados de a once reales, obligando a «poner en censo» cien ducados, con el fin de poder disponer siempre de un capital fijo para la conservación y mejora de la casa paterna; caso de no cumplir su hermano Mar– tín o sus sucesores correctamente esta condición, los dos mil ducados pasarían al otro hermano de la casa Juan Gorena, llamado Juan. Se trataba con esto de «conservar la dicha nuestra casa que ha sido de nues– tros padres y abuelos, firme y perpetuamente en su ser». Esperaba conseguir el señor Inquisidor más altas dignidades y así le resulta– ría posible poder contribuir con mayores aportaciones a la conservación y mejo– ra de la casa paterna. Les recalca nuevamente que su hermano Martín y sus sucesores han de preocuparse de las fundaciones antes señaladas. 7. Legado especial para su hermano Pedro: A su hermano Pedro, «capitán de co– razas españolas en los Estados de Flandes» legó solamente una cadena de oro de cien ducados; y no le deja más, porque «con él he gastado muchos ducados para ponerlo en el puesto que hoy tiene» y porque don Blas quería ayudar de forma más positiva a los demás hermanos que se hallarían indudablemente en peor si– tuación económica que el capitán de nuestros gloriosos tercios. Un recuerdo para quienes le asistieron en la última enformedad. Deja para el capellán y pajes, doscientos reales a cada uno «y sendos lutos de bayeta». Al ama, otros doscientos reales «y se le ajuste su cuenta y se le pague su sa– lario y se le haga luto de bayeta». A las criadas se les dé cincuenta reales y luto. A lo cocheros se les ajuste sus cuentas y se les pague sus salarios y se les haga lutos. De igual forma deberá tratarse a cualquier otro criado que «tuviere a la hora de la muerte». Total, en mandas económicas contantes y sonantes: 5. 900 ducados y 450 reales. [11 l 47

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