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PUBLICACIONES En época tal el poder civil con– fundía ritos y creencias populares con delitos contra la santa fe. Me– tía en la misma gavilla a herboleros, faytilleros, dadores de pociones, brujos y curanderos. Todos eran te– nidos y quemados por igual. El fue– go era testigo de largas horas infini– tas vividas al resplandor rojizo de las llamaradas y al aldabonazo opa– co de la muerte. Llegó después la Inquisición, y de justicia es desmitificar la negra 468 leyenda que la orla. En Navarra fue– ron en todo este negocio mucho más severos los jueces seculares de la Real Corte y Real Consejo que los comisionados de la Santa Inqui– sición. Y ya decir que la historia de la brujería en Navarra es la historia de un largo Oficio de difuntos. Ofi– cio de difuntos y Oficio de tinieblas, que el sol de aloque y de membri– llo de las alboradas disipaba en el aire liento mañanero". [2]

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