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KISULABEAK - HORNOS DE CAL pared exterior de la cuba del horno; esta pared se apoyaba además en otro arco de mayor radio concéntrico con el anterior, aumentando más el espesor del muro y dando fuerte consistencia al conjunto artesanal. A partir de la pestaña del cilindro-cenicero comienza a elevarse la cuba del horno de cocer cal; el diámetro interior de esta cuba se ensancha a partir de la pesta~a, a! pr~ncipio suavemente hast3:_un tercio de la altura del horno, p_ara luego ir d1smmuyendo en los dos tercios restantes hasta la boca supe– rior. Desde el cilindro-cenicero hasta la boca superior se utilizó siempre piedra arenisca bien seleccionada, para evitar en el futuro su pulverización y empizarrado, pues muchas de estas piedras areniscas se presentan en forma de losas o lajas muy delgadas. Las últimas capas próximas a la boca superior se construían con ejemplares de mayor tamaño y labrados con precisión, para evitar movimientos posteriores perjudiciales, y se terminaba el horno exactamente a nivel de la plataforma superior de almacenamiento del mate– rial calcáreo; aquí es donde se podían utilizar amplias losas de arenisca roja compacta, no empizarrada. El espesor de esta pared se ensanchaba bastante hacia el talud del terreno en la parte más alta y mucho más hacia el exterior; el horno del barrio de Ohárriz presenta un volumen de construción de caracteres ciclópeos por el grosor de esta pared cilíndrica exterior: en alguno de los puntos observados he podido medir hasta cinco metros de espesor en la pared del horno. (Fig. 2:). Las piedras de la parte externa de la obra eran también de arenisca y se utilizó en el ensamblaje de las mismas el mortero de cal, dando mayor solidez al conjunto. Hay hornos que, aun sometidos a uso frecuente, no han necesitado reparaciones de importancia en muchísimo tiempo, llegando incluso a realizarse en ellos todos los años numerosas hornadas seguidas en la estación primaveral (de abril a junio). Las piedras planas del interior de la cuba no podían ni debían aglutinarse con la argamasa tradicional a base de mortero de cal; en general se dejaban apoyadas y entrelazadas sin adhesivo alguno; me indicaron que existía en las proximidades del pueblo de Lecároz una bolsa de tierra refractaria muy particular, que se endureda con el calor del horno; se trata efectivamente de un pequeño yacimiento de material arcilloso magnésico refractario que ahora se halla totalmente olvidado y cubierto de espesa vegetación. La visión del interior de estos hornos de cuba es impresionante por su perfecta simetría y sus dimensiones; en el horno de Irulegui pude comprobar también la presencia de una fina película de caliza cristalizada formada sobre las piedras areniscas de su pared interior y de algunas pequeñas formaciones estalactíticas en las proximidades de los poros de la pared con filtración de agua; estos poros y huecos del horno quedaron impregnados de óxido de calcio que con el agua y el gas carbónico de la atmósfera y del horno fueron originando en la zona interna de la cuba ese aspecto tan típico de los materiales calcáreos de las cuevas adornadas de estalactitas y estalagmitas. He aquí las dimensiones de las partes más importantes de estos tres hornos lecaroztarras de cocer cal: [7] 383

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