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VIDAL PEREZ VILLARREAL hoy desaparecido. Estos hornos son los inmediatos predecesores de los usados en la industria actual, de paredes de ladrillo refractario y provistos de tolvas giratorias preparadas para introducir en el interior del horno piedra caliza y carbón mineral alternativamente; disponen también de chimenea para la salida de gases, inyección mecánica de aire por ventilacion forzada y un crisol en la parte inferior para recoger de forma continua la cal obtenida 5 • Para construir el horno de cuba de llama larga, que es el que interesa en este estudio, se escoge un talud o desnivel de terreno próximo a caminos vecinales públicos; es necesario un acceso fácil y cómodo a las regiones superior e inferior del horno; además, es conveniente disponer en ambos lugares de bastante espacio libre de obstáculos, para almacenar el material antes y después del cocido de la hornada; como el transporte se hacía en Baztán con leras y carretas arrastradas por bueyes o vacas, y volquetes, donbero, arrastrados por mulos o ganado caballar, se procuraba dar acceso suave a la parte superior del horno para el acarreo cómodo de la piedra caliza; el combustible vegetal se almacenaba en la parte inferior del horno. (Fig. 1.ª). La elección del lugar dependía de las características del horno; si se trataba de un horno de propiedad particular, se construía en las posesiones del dueño, no lejos de su domicilio; los hornos de uso más o menos colectivo se levantaban en las proximidades de las canteras de piedra caliza, sobre todo si se les iba a someter a un trabajo continuo de fabricación de cal. Se preparaba primeramente en el talud un desmonte en sentido vertical y se colocaba el horno adosado al mismo, según planos específicos y bien experimentados; el correr de los años había preparado artesanos que domi– naban a la perfección esta técnica, como Tomás el de Mattinenea de Lecároz, no hace mucho fallecido a muy avanzada edad; eran los maestros horneros de la época. Se han de construir las paredes del horno con materiales resistentes al fuego; en estos pueblos del Baztán resultó esto muy sencillo, pues abunda la piedra arenisca rojiza con una proporción muy alta de materiales silíceos entre sus componentes. Para construir la pared interior del horno se escogían piedras areniscas blandas y planas, de buen asiento, y de un tamaño medio en anchura y profundidad, para poder acoplarlas bien a la curvatura interna del horno; se procuraba conseguir una compenetración mutua muy compacta entre ellas y un enlace robusto y fuerte con el resto de la obra de cantería. La parte de horno adyacente al talud llevaba una gruesa pared de mam– postería, absolutamente necesaria en los casos en que el terreno resultase móvil; para los hornos de Acheborroa y de Caracochea no hizo falta esto, porque se preparó el corte vertical en roca ofita compacta y dura; es una roca presente en los altozanos donde se asientan los hornos de dichas casas y algunos más de las cercanías del pueblo de Lecároz. La parte inferior de toda la obra estaba constituida por una base cilíndri– ca hueca, de una altura doble que su diámetro, con entrada desde el exterior a 5. Der neue Herder. Vol. III. Friburgo, Herder, 1967, p. 555. 380 [4]
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