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Kisulabeak Hornos de cal VIDAL PEREZ DE VILLARREAL D urante los años de hambre que padeció la Montaña de Navarra de « 1705 a 1709, se descubrió en el lugar de Lecumberri y después se aplicó en Leiza, la virtud de la cal quemada y reducida a polvo para acalorar la tierra que es allí fría de por sí. Y a consecuencia de esto y del abono abundante con estiércol de ganado ... , se sacaban cosechas proporcionalmen– te mayores que las de la Ribera de Navarra y otras partes, en que las tierras eran más extensas y cálidas» 1. Así explicaba el Rector de Beinza-Labayen el alto rendimiento agrícola alcanzado en la Montaña de Navarra en los primeros años del siglo XVIII con el encalado de las tierras de labor, principalmente en las dedicadas a un cultivo muy concreto: se hallaba en pleno desarrollo la revolución del maíz 2 • Efectivamente, en el siglo de las luces se constituyó esta planta en el cereal de bandera de la región y de la época; de origen americano, se introdujo en la provincia de Guipúzcoa en el siglo XVI 3, pero hubo que esperar al descubrimiento de esta nueva técnica del encalado de las tierras, para que su cultivo llegase a incidir de forma tan positiva en el desarrollo de la vida social y económica de los pueblos del bajo Pirineo navarro. I. KISULABEAK En el idioma propio del pueblo baztanés se designa con el nombre de kisulabeak a los hornos dedicados a la cocción de la piedra caliza, trans– formándola en cal viva o simplemente «cal»; en castellano se les ha llamado caleros y con mayor precisión hornos de cal; entre los baztaneses se ha traducido su nombre euskaldún kisulabeak en género femenino, denomi– nándolos caleras. Los hornos de cal o caleras se extendieron rápidamente con fines agríco- 1. CARO BAROJA, Julio. Etnografía histórica de Navarra. Vol. III, Pamplona, CAN, 1972, 486 p. Véase p. 35. 2. FERNÁNDEZ DE PINEDO, Emiliano. Crecimiento económico y transformaciones socia– les del país vasco 1100/1850. Madrid, Siglo XXI, 1974, 500 p. Véase p. 24-28. 3. AROCENA, Fausto. La introducción del maíz. Gonzalo de Percaiztegui, RIEV 24 (1933), p. 362-364. Idem. La introducción del maíz en Guipúzcoa, en BAH 134 (1954), p. 391-393. Idem. en Munibe 6 (1954), p. 271-274. [1] 377

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