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VIDAL PEREZ VILLARREAL Fotografían.º 4. La meta incasdencente. (Fot. M. Iceta). ciéndose uno de los trabajadores en la boca de entrada del túnel próxima al camino vecinal. El fuerte tiro originado producía llamaradas de gran fuerza y altura, manteniendo el combustible en el espacio sin apoyo material; no hacía falta emparrillado en la base como sucedía en los hornos descritos en Bastien y Hall 13. La meta o acumulamiento superior de piedra comenzaba a descender poco a poco los días últimos, porque el volumen de la cal se reducía mucho a medida que avanzaba el cocido de la piedra caliza, y cuando ya no descendía más, se podía dar por terminada la operación; el maestro hornero lo habría de indicar. Bajo su dirección se dejaba de alimentar el horno, se abría la boca de entrada, agoa, y se echaba arena sobre las brasas del fogón para acabar totalmente con el rescoldo; al cabo de un par de días quedaba ya el horno suficientemente frío para poder comenzar la operación final de su descarga. «La cal bien cocida se enfría antes que la cocida defectuosamente», me han informado varios operarios del gremio de los caleros. 7. Descarga de la hornada de cal Preparados ya carretas y animales de tiro, vacuno o caballar, cuando el responsable y promotor de la hornada daba la orden bajo la indicación del 13. BASTIEN y HALL. Op. cit. Véase nota 6. 394 [18]

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