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VIDAL PEREZ VILLARREAL bosques particulares o del municipio, recogían gran cantidad de materiales en forma de piezas alargadas y no muy gruesas; abiertas al hilo con hacha, se les llamaba rajas. Se llegó a considerar necesario para la cocción total de una calera normal un volumen mínimo de cien metros cúbicos de materiales combustibles vegetales. (Fot. 2!). _ Una vez encendido el horno con retamas y aulagas, se hacía uso primera– mente de ramas delgadas, abarrak, sueltas o atadas formando fajos compac– tos, abarzama, y luego se quemaban los materiales más gruesos y fuertes de castaño, haya o roble. Me indicaron que se solían quemar cerca de mil fajos o zama de material delgado en los dos primeros días de la cocción de la piedra caliza. 3. Herramientas No eran muchas las herramientas necesarias para el trabajo de manteni– miento del fuego del horno. Se hacía uso de carretas-volquete, llamadas en Baztán donbero, para el transporte general de piedras, cal y ramas o troncos, y de diferentes mazos para el tratamiento de la piedra en la cantera, así como de hachas para preparar el combustible de origen vegetal. Para atizar el fuego y mantenerlo adecuadamente se hacía uso de unos palos de haya verde terminados en ángulo agudo, formando una especie de horquillas o pequeños sardes; se les conocía con el nombre de kuxine; se preparaban desde el principio de doce a quince ejemplares, porque no había que dejar nada a la improvisación. (Fig. 3!). Fotografían.º 2. Almacén de combustible: abarrak y rajas. (Fot. M. Iceta). 388 [12]

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