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VIDAL PEREZ VILLARREAL y medio y junto al camino, en el exterior, tres metros y setenta y cinco centímetros. La altura de ambas paredes va disminuyendo progresivamente, teniendo dos metros y casi setenta centímetros en la parte adyacente al horno y un metro y noventa centímetros en el exterior, junto al camino vecinal. Se procuraba dejar en sus paredes laterales, a una altura aproximada de dos metros, dos vanos de poca profundidad, de forma rectangular y cerrados al exterior; sirvieron para colocar objetos usados frecuentemente por los encargados del horno, corno herramientas de trabajo, recipientes de reserva para bebidas, el botijo de agua fresca y la bota de vino, además de algún calzado de repuesto y recambio o cualquier otro objeto personal. Finalmente, en la parte inferior de las dos paredes se colocaban dos bancos alargados de madera, apoyados en bases prismáticas de piedra o de madera, para comodidad de los trabajadores, principalmente durante la refección y cambio de calzado. El tejado de la visera estaba formado por un entrelazado de vigas y tablas de madera y sobre él se colocaban lajas de piedra o tejas acanaladas o planas. La finalidad de esta visera o portalón de entrada a la calera era múltiple: protegía de la lluvia y del viento a los encargados del mantenimiento del horno y les proporcionaba un lugar cómodo donde reponer sus fuerzas, porque los turnos de guardia eran largos, de doce horas; además facilitaban el trabajo de alimentación del fuego que se realizaba a través del arco o puerta de entrada, agoa, y había que evitar se formasen tiros de aire ajenos al funcionamiento correcto del horno y realimentaciones indirectas con boca– nadas de fuego expulsadas por la boca de alimentación; el tiro de aire tenía que formarse exclusivamente en la parte inferior, a través del «túnel de tiro» antes descrito, auskoa, y la corriente de aire tenía que distribuirse uniforme– mente por toda la cuba del horno de cal; se cerraba casi por completo la boca de entrada para que no respirase el horno por ella, dejando una pequeña ventanita para alimentar el fuego del hogar; esta boca de entrada o agoa se hallaba totalmente abierta solamente durante la carga y descarga del horno. Daban mucha importancia los horneros al control preciso del tiro, pues de él dependía la duración de la cocción del mineral y la calidad de la cal obtenida. 111. FUNCIONAMIENTO DE LAS CALERAS l. Almacenamiento de materiales. Piedra caliza Se extraía la piedra caliza de canteras usadas desde siempre para esos menesteres por la bondad de sus materiales; todos los pueblos del Valle disponían en sus cercanías de canteras de esta clase; no es el Valle de Baztán lugar muy apropiado para la localización de calizas, por ser el país de la arenisca, pero en muchos rincones del mismo se pueden encontrar manchas o bolsas más o menos grandes de rocas calcáreas de suficiente pureza y garantía. Corno en el resto del Valle, la variedad geológica del terreno donde se asienta el pueblo de Lecároz es grande; presenta ofitas en su parte más baja formando largos y redondeados montículos; areniscas en forma de losas y 386 [10]

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