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CIEN ESTELAS DISCOIDEAS DE LA VILLA DE ECHALAR La conclusión es clara: en la parroquia de la Villa de Echalar se acostum– braba a enterrar dentro del templo parroquial, como en todo el territorio vasconavarro; me lo comprobó don Pedro Apecechea, párroco del lugar, con el registro de difuntos en mano. Pero también se inhumaba «al modo antiguo» fuera del edificio parroquial, en el jardín de la plaza porticada; la acumulación de discoideas fechadas lo testifican. Cuando se construyó el cementerio actual en 1850, se abandonaron las estelas discoideas existentes en el patio porticado de la iglesia de Santa María, utilizándolas como material de construcción, pero se siguió encabezando las sepulturas del nuevo camposanto con nuevas estelas discoideas de neto sabor tradicional, si no en su ornamentación y simbolismos, sí en su forma antro– pomórfica. Se trasladó al nuevo cementerio la estela de 1729 del capitán Iturria (Martín); indudablemente les pareció a los sucesores de la casa «Marimigue– lena» que su línea epigráfica de gran belleza tenía que seguir presidiendo los duelos familiares en la nueva sepultura. Tuvieron que trasladarse también otras estelas no fechadas, como las E 6, E 7 y E 8, ya descritas, conservando los rasgos ornamentales de sus caras discoidales como símbolo de perenni– dad de las respectivas familias, por ser anteriores a 1850 (probablemente del siglo XVIII) y hallarse enterradas en el cementerio nuevo. Las demás estelas del pórtico de la iglesia parroquial quedaron allí mis– mo, formando parte del muro del pequeño edificio complementario de la sacristía. Echalar mantuvo, pues, la tradición antigua hasta nuestros días, incluso en el cementerio decimonónico que alejó de la Villa a los restos de los familiares difuntos. ¿Influencia francesa? No me atrevo a responder a esta pregunta afirmativamente con demasia– da firmeza, a pesar de la inmediata proximidad existente entre Echalar y la región del Laburdi francés, porque el estilo exclusivamente epigráfico y nominativo de estas estelas sin ningún otro ornamento, salvo la cruz en sus formas más sencillas y en ocasiones la fecha, no hace que se parezcan excesi– vamente a las de los pueblos vecinos del otro lado de la frontera política, que nunca es frontera cultural. Echalar es un caso singular en la historia y en el desarrollo estilístico de las estelas discoideas de Navarra y del País Vasco. [47] 293

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