BCCCAP000000000000000000011241

Se marcan entre los hermanos claras diferencias de pensa– miento, en la pastoral, en la vivencia de la vida religiosa e incluso en el problema vocacional. Este último, a pesar de ser el primero en importancia, tampoco despega con la rapidez deseada. En 1979 el Viceprovincial informa al Capítulo. Y ese informe "apenas difiere del que presentó al Capítulo provincial de Navarra– Cantabria-Aragón. Novedad, tal vez, su desencanto con respecto a los delegados vocacionales, de los que afirma que no tomaron conciencia de su misión. Vuelve a insistir en la necesidad de formar equipo vocacional, aunque le parece arduo y difícil. Propugna la persistencia de los seminarios ambientales, aunque las experiencias habidas hayan sido tan poco halagüeñas" 29 • b.5. 1979-1985 Se trabaja con ilusión. Hay un buen ambiente fraterno. No se tocan los problemas de fondo y se consigue que, a pesar de las di– ferencias, los hermanos sigan con los intentos de renovación pastoral los unos y la vida de apostolado tradicional los otros. Asambleas anuales, reuniones de zona, dos veces al año, cos– tumbres que ya se establecieron tiempo atrás y que cuentan con el beneplácito de la gran mayoría de los hermanos, aunque en ellas afloran, de vez en cuando, esas diferencias y tensiones ideoló– gicas. Se sigue sintiendo la inquietud de la renovación. Merecerían capítulo aparte las entregas de las siguientes posesiones: el convento de Quito, que, como signo de desprendimiento, se regala al Sr. Cardenal, el colegio de Tulcán, la escuela de Playas. Se quiere cerrar una fraternidad más, pero no es posible. Se re– nueva la pastoral juvenil. Otra vez aparecen las misiones popu– lares de nuevo estilo, se comienza a hablar del tema Justicia y Paz. b.6. 1985-1990 Las tensiones persisten, pero dominadas quizás por la escasez de fuerzas vivas que insistan en los nuevos caminos para una 27

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz