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-6- San Conrado, bienaventura– do en la paz. Libre de agitación en el cuerpo, duefío de su vo– luntad por la humildad y la obediencia, inclinado al pobre y al pecador por la caridad, San Conrado te– nía que ser hombre pacífico, verdadero hijo de Dios, tranquilo en la confianza filial que auyenta todo te– mor: feliz, alegre para sí, y difundiendo en torno suyo alegría y paz; tal es la fisonomía de este Her• manito Lego Capuchino, imperturbable a las emo– cionespasionales de las multitudes que le rodean co– mo si viviera en el desierto. ¡¡Qué envidiable es es– ta paz del alma!! ¡¡Cuanta necesidad tiene el mundo de almas pacíficas para recobrar la paz que ansía!! Día Noveno San Conrado, CONSIDERACIÓN en la presencia de Dios. Sí: este es el secreto de esa vida admirable'. el amor adivina al amado: los que no aman a Dios no lo ven en ninguna parte, estando como está en to– das: los que aman, se sienten envueltos en la atmós– fera de las miradas de Dios y pasan esta trabajosa vida de la tierra como quien atraviesa la región obscura mirando a la luz que a la salida le espera. Toda la paz, la humildad, la dulce serenidad de Fr. Conrado se explican así, no perdía el pensamiento de Dios: no había ocupación ni cosa alguna que anublara la vista de su espíritu. Así se consumió dulcemente aquella vida llena de heroísmos ocultos. Ave María C1MP CAPUCHINOS PAMf>lON.A)
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