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-92- de la santidad debe subir en alto hasta perderse en los cielos, así es menester para su firmeza y solidez que hunda en tierra sus cimientos. De todos finalmen– te es conocido su arpor de Dios y del prójimo; en vir– tud de él tuvo sus delicias en pasar día y noche al pie del Augusto Sacramento en fervorosísima oración; su– po a pesar de sus múltiples y contínuas ocupaciones vi– vir constantemente unido con Dios, y, en cuanto se lo permitía su condición, n:> desaprovechó ocasión para trabajar por el bien de las almas. Brille pues y ante los ojos de todos resplandezca esta auténtica imagen y forma de la santidad que en sí reprodujo este humilde Fraile Capuchino. Ella enseñe y amoneste a todos cuan alejados andan del camino de la verdad aquellos que tratan de restablecer y exaltar las leyes y costumbres paganas, esforzándose al mis– mo tiempo en rechazar y desterrar la doctrina cristiana, que es la única que puede promover entre los hombres la virtud, la cultura y el verdadero progreso. Esta gra– cia y esta luz implore benignamente de Dios el nuevo Santo, para que así llegue a ser una feliz realidad lo que hoy canta la Iglesia y pide al Espíritu Santo: Do– blega lo que está rígido, calienta lo que está frío, en– dereza lo que está torcido. Amén. (1) {1) De la Secuencia de Pentecostés. ...

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