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-82- La mañana del 21 recibe en actitud angélica el san– to Viático, último beso que Jesús le imprime sobre la tierra del destierro, pues va a abrirle ya las puertas de la patria donde le aguarda. -Fr. Conrado, le pregunta el superior, ¿quiere re– cibir la Extrema Unción y la Absolución general? -¡Oh!, responde conmovido el Santo, se lo ruego encarecidamente. - Prepárese pues. · -Sí, con mucho gusto. Pero ¿qué preparación cabía si siempre había te– nido ante sus ojos la muerte hasta el punto de haberse familiarizado con ella? Recibido aquél Sacramento con señales evidentes de acendrada piedad, quiso besar en agradecimiento la mano del P. Guardián diciendo: -:-Dios se lo pague. Preguntóle el P. Guardián: -Fr. Conrado, ¿tiene miedo a la muerte? -Hágase la voluntad de Dios, respondió el Santo con perfecta adhesión a la voluntad de Dios que siem– pre constituyó su norma de conducta . .Por la tarde cuande, los religiosos estaban en el coro haciendo oración, Fr. Conrado oyó tocar la campanilla de la portería en ocasión en que el enfermero se había alejado momentáneamente. Creyendo que ninguno ha– bí,a oído, fiel a la práctica de su deber aún en aquellas circunstancias, hizo un esfuerzo por levantarse logrando su intento. Tomó en sus manos una bujía y asomóse a

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