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l - 71- tante, sus palabras están impregnadas de amor a María. «Hubiese sido una satisfacción para mí si V. hubiese querido implorar de Dios en este lugar de Altoetting sus.gracias copiosa y abundantemente por medio de su Madre virginal.» En la última se declara «satisfecho y contento por haber aquella obtenido .tantas gracias de la Virgen,» y para terminar emplea siempre esta fórmula: cLa enco– miendo a los santísimosCorazo11es de jesús yde María . » Es que no podía separar esos dos amores lo mfsmo en su conciencia como al hablar a los demás. Aunque estaba muy ocupado en su oficio, sabía en– contrar tiempo para entretenerse con la Virgen, consa– grarla su trabajo, recitar su Oficio y la Corona de la Inmaculada y aún otras oraciones. Leía libros que tra– taban de Ella, meditaba en los misterios de su vida, ayudaba la misa en su capilla y tomaba parte en las funciones en honor de María. Un día del afio 18!i5 un estudiante de 16 afíos de Neuoetting, después redentorista, entró en la santa ca– pilla para ayudar misa y se puso de rodillas detrás del Siervo de Dios que estaba junto al altar. «De repente, dice el citado religioso, observo cómo el ardor de su devoción se manifiesta aún externamente. Globos res– plandecientes como de fuego salen de sus labios y su– ben hacia la milagrosa imagen . Esto lo ví muchas ve– ces.» -«Un día de 1880, atestigua otro, asistía yo a la santa misa que se celebraba a las 5 en la capilla votiva •

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