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~so- ciencia del Santo tocando la campanilla y huyendo in– mediatamente, de suerte que el pobre siervo de Dios va a abrir y no encuentra a nadie. También las niñas cooperan por su parte con sus artimañas.. Se informan ante todo de los Padres que están fuera y luego van a llamar a la puerta preguntan– do a Fr. Conrado por alguno de aquellos para hacerle andar al retortero inútilmente buscando a quien no está en el convento. · Desgraciadamente todos abusan del que tiene pa– ciencia. Mas él no pierde su paz ni su mérito. Hay ocasio- nes en que sorprende la intención de las niñas de reir– se de él y responde con la tranquilidad acostumbrada: -¡Hola, granujillas! No hagais eso, que a la Vir– gen no le gusta . Ese es el oficio del portero de Altoetting que tiene que tratar con gentes de todas clases y con los tempe– ramentos más extraños. Ese es su oficio: abrir y cerrar la puerta continuamente, correr en una y otra dirección a llamar a este o al otro, a preguntar o responder, a sufrir o sonreir, a escuchar quejas o injurias, a dar con– sejos, a proveer de pan y sopa a los pobres. Cuarenta años en esta vida, sin que se altere su fi– sonomía, sin que disminuya su paciencia. Principalmente tiene que tratar con los pordioseros, con los pobres, con aquellos que van a Altoetting a re– mediar el hambre porque saben que han de encontrar un fraile que nunca niegn y da siempre con rostro ale– gre y sonriente.

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