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-41- junto al santuario de María necesita ante todo mucha humildad. Es el portero de María, es decir de la Reina de la humildad y su porte debe exhalar el perfume de esta virtud ante los,devotos de María . De no hacerlo así ¿para qué estar allá? En realidad la humildad y mansedumbre de e&te hombre comienzan a brillar ya desde el principio y su porte recogido y caritativo le gana el afecto y simpa– tía de los peregrinos. Será menester"citar hechos? Todos los días se re– piten . Es característico el que se refiere de una pobn-: de– mente que visihiba con frecuencia aquella portería en demanda de socorro. Fr. Conrado que sabe apreciar la doble pobreza de la enferma, le da con larga mano cuan– to está a su disposición. Rara es sin embargo la vez que aquella queda contenta y es frecuente el caso en que le apostrofa despechada: · - Viejo zorro- le dice-bien te burlas de mí: a mí me das las sobras y tú te reservas lo mejor. ¡Santu– rrón! Ya te ajustaré las cuentas'alguna vez. El Santo no.se incomoda por ello y cuando vuelve la demente la recibe y trata lo mejor que puede. Algunos que conocen su virtud y méritos, le piden el socorro espiritual del consejo y de sus oraciones . -¿Oraciones a mí que estoy todo el día en esta portería?- responde él con mucha humildad . ·Tal vez soy yo quien más lo necesita. De todos modos nos en– comendaremos mutuamente.

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