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-34- «7.º-Apenas oída la señal iré inmediatamente al coro menos cuando esté impedido. «8.º-Evitaré cualquiera relación con personas de diferente sexo como no sea por obediencia; pero aún entonces estaré muy serio y tendré bien mortificados los ojos. «9.º-Seguiré rigurosa y puntu!llmente las órdenes de la obediencia, apresurándome a combatir en todos las cosas mi propia voluntad. «10.º-Tendré mucho cuidado en observar bien aún las cosas pequeñas y de evitar en lo posible toda im– perfección voluntaria. Me atendré rigurosamente a la Regla y no me desviaré nunca ni un ápice, suceda lo lo que suceda. «11.º-Tendré siempre una tierna devoción a la Santísima Virgen y procuraré imitar sus virtudes.-Fr. CONRADO». En estas pocas líneas hay un · código entero de perfección. Respirase en ellas un aire de paraíso y se advierte a no dudarlo la grandeza y la decisión de un alma que quiere volar. Además esas alusior.es tan deli– cadas e ingenuas a la Virgen y al Angel Custodio dan la sensación de todo el fervor y regocijo que experi– menta al pronunciar esos nombres y familiarizarse con elks. ¿Qué más puede pedirse para ver un alma lanzarse a las alturas y anhelar a la unión con Dios? Aquí está todo el hechizo y la poesía de un corazón franciscano que late solo por el Amado y quiere concentrar en El todos sus afectos.