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-29- las virtudes con constancia y herÓísmo? Puede el Maes– tro hablarle de silencio, de oración, de pureza, de con– ciencia, de mortificación; él viene practicando todo eso hace ya muchos años y ha llegado a cumbres des– conocidas a los más ancianos . Puede observar sus actos, vigilar su conducta, escudriñar libremente su corazón: se encontrará ante un hombre excepcional y lejos de hallar cosa que merezca reprensión tendrá mucho de que ad– mirarse; en vez de enseñarle las vías de Dios podrá tal vez aprenderlas él; mejor que estimularle tendrá que moderar más de una vez ~u celo. Con todo será menester probar bien su espíritu y ejercitar su virtud. La prudencia quiere que el P. Maes– tro no sea facil en creer que es oro todo lo que brilla . Además de que el aparentar no darse cuenta de sus virtudes y reprenderle por cosas de nada, y aún por acciones buenas, ha de serle necesariamente de mucha ayuda y pondrá de relieve sus cualidades . Se comienza por contrariar su voluntad aún en las cosas más santas . -Padre Maestro-pregunta humildemrnte el novi– cio Fr. Conrado-¿me permitiría ir 3lgún rato durante el día al coro cuando no hay ocupación? -Vaya, perezoso, vaya entes a trabajar en la huer– ta-le responde aquél desabrido-siempre hay algo que hacer. ¿No sabe que el trabajo, cuando se hace por obediencia y por agradar a Dios y sobre todo cuando se trabaja en su presencia, vale más que la simple ora– ción?

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