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-28- Allí transcurren para él al rededor de veinte meses. Pero .un día el P. Provincial le manda dejar aquel santuario y trasladarse a Burghanssen de enfermero. Se le hace duro separarse de aquél lugar. Escribe a sus hermanos: «Me parece duro dejar este lugar de gracias; pero la obediencia me llama a otro sitio y debo obedecer. Rogad para que sea un verdadero hijo de S. Francisco y viva y muera como tal.> La obediencia ante todo, la obediencia siempre. Lo demás es accesorio. Y Dios se lo premia bien pronto. El Provincial per– suadido de la vocación de este joven maduro (cuenta ya 33 años) y sus aptitudes para la vida religiosa, lo envía en 1851 a Laufen para comenzar el noviciado. El 17 de Septiembre viste allí con infinito placer el sayal seráfico, cambiando su nombre de Juan por el de Fray Cunrado con el que le llamaremos en adelante. Allí comienza sus nuevas ascensiones en las vías de Dios. Atormentado constantemente del deseo de hacer siempre más y mejor, pone sus ojos en metas más altas y lleva a cabo generosos esfuerzos. Ha vestido el hábito de San Francisco y qu:ere en consecuencia vivir su vida e imitar sus virtudes. Al efec– to tendrá en el noviciado un padre espiritual que será su guía y maestro. Mas ¿qué de nuevo se puede enseñar a este hombre que siempre ha estado devorado del deseo de hacerse santo, que ha sabido dominar y vencer con indomable energía sus pasiones y se ha entregado al ejercicio de
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