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-19- en las cosas del cielo. • A veces durante el trabajo se para y está como absorto en contempladón, con el oido atento a escuchar voces misteriosas, ya que su alma no quiere perder el contado con el Amado. Y a fin de que la devoción a María temple la esperanza de sus fatigas y sea como un bálsamo en las horas del día, lleva ata'do a la m'uñeca el rosario y cuando sus ocupaciones lo per– miten, desgrana alguna parte de él o bien de vez en cuando lo besa y se lo estrecha contra su pecho. En su habitación se ha fabricado un altarcito, ante el cual reza, pasando así muchas veces las noches en– teras, y llora no pocas en ab·rndancia. En cierta ocasión su hermana Teresa encuentra in– tacto su lecho. -¿Qué es eso?-le dice-¿no te has acostado esta ·noche? -¿Qué te parece-responde él riendo con una res– puesta evasiva-que no se hacer la cama a las mil ma· ravillas? · Pero el hecho es claro, no ha dormido. ¡Encuentra tanto gusto en 1~ oración! . Pero desde aquel día, para evitar que sea notado su proceder, tiene buen cuidado de desarreglar la cama o bien se acuesta un momento para hacer creer que ha dormido sabrosamente toda la noche. Le gusta ver en todas partes las imágenes de los santos y fijar en ella su mirada ansiosa, y al efecto las pone en los ángulos de la casa y las cuelga en el esta– blo y en el desván donde se retira con frecuencia para