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-10- embargo le invade y le fuerza. Le impulsa a ser mejor, a practicar In virtud, a amar mejor y más generosamen– te a Dios. Desde sus más tiernos años brota en su alma aque– lla hambre misteriosa que no puede ser apagada del todo en este mundo; y en su espíritu se enciende aque– lla sed divina de que habló jesús en el pozo de Siquén. Parece que s.olo los mayorcitos deberían gustar las instrucciones y las historietas que cuentan los padres, y sin embargo Juanito aún siendo de los más pequeños, bebe a grandes tragos sus palabras, y piensa, y refle– xiona, y asimila. La madre trabaja intensamente modelando su cora– zón. H&blaa sujuanito dejesúsy de María, desu pre– dilección por los niños, de su amor, del deber que tene– mos de honrarles, servirles, no solo con palabras sino también con la docilidad, con la obediencia y la virtud. -¿Quieres amar de veras a J esús?-le pregunta muchas veces viéndole tan docil y atento. -Enséñeme cómo debo amarle. ¡Qué palabras tan dulces y bellas! ¡Qué fiestas ha· rían los ángeles al oirlas! ¿No había de experimentar Gertrudis una gran sa– tisfacción, viendo crecer tan bueno y tan rico de pro– mesas a aquel niño? Esta florecilla de Parzham, que se abre entre los encantos de uno de los valles más amenos de Baviera, perfuma con su aroma casi su cuna misma, ya que des– de su más tierna infancia es bella y fragante. ¿Qué ex-