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Sii apostolado en Onbct 87 lo menos 1a docilidad en los pobrecitos campesinos, los cuales, aunque muy ignorantes en Catecismo y Religión, estaban muy hambrientos de la divina palabra, que nunca habían, oído; y así como en España se ve por lo regular, o casi siem– pre, que los primeros concurrentes al sermón o al Sacramento de la Penitencia suelen ser algunas mujeres, e:i. nuestras dos ültimas misiones era todo lo contrario, pues tuvimos el con– suelo de hacet· la primera comunión g·eneral, siendo siempre· más do la mitad jóvenes de 20 a ~:¡() años, que por cierto no• suelen ocupar muchos confesores. Mas no se crea que el no concurrir tanto el sexo femenino era por falta de fe o de– voción, sino que, por estar los caminos casi intransitables, a, causa de las continuas lluvias, les era muy difícil el acceso a ellos. Apesar de todo esto, experimentamos los admirables frutos de la divina gracia de tal manera, que sa veían estam– pados en los rostros de todos los recién convertidos, y muy particularmente en la celebración de los matrimonios. En este asunto era y es todavía una maravilla continua . Se llega a una misión, cuyo pueblo no cuenta al principio más allá de diez a veinte matrimonios, aunque tenga el vecindario más de 3,000 almas; pero al concluir la misión los Capitanes de Partido, que allí llaman Alcaldes, tienen que formar nue– vos registros por la variación tan grande que ha habido du– rante la misma. Al llegar al punto donde hicimos la tercera, misión, no había más que diez o doce matrimonios canónicos ~ y a los 15 días de comenzada, contaba ya más de 160.»

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