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I' Su apostolado en Cuba 85 sin duda, en el crecido número de ama~cebados que dejaron su mal estado y su licenciosa vida . Como los Misioneros eran enviados por el señor Arzobispo a fin de preparar los pueblos para cuando hiciese la Visita Pastoral, y el Gobierno de la Isla había dado orden a los Capi– tanes que prestasen auxilio y apoyo a S . E. I. y a sus Misio– neros en el ejercicio de su ministerio para la moralización de las costumbres, pasaron oficio a los Capitanes de los dos Par– tidos de 1\1aroto y Guaninicun Leonart pidiendo la respectiva lista de amancebados y divorciados , y así lo hicieron. El de Guaninicun presentó 128 solteros que vivían en concubinato y 24 casados que estaban divorciados ele sus mujeres, y el de Maroto · 64 solteros amancebados y 10 casad::is que vivían separados. De ellos, 140 amancebados contrajeron matrimo- .nio, y los demás, casi todos se separaron; lo mismo sucedió con los divorciados, pues muchos se unieron con sus mujeres . Lleno de entusiasmo nuestro Misionero por el fruto que se hacía en esta misión. convino con su compañero en celebrar la cuarta y última Comunión general el día 25, festividad del Apóstol Santiago, y terminarla cou una solemne función de despedida y la Bendición Pap(d, cuando he aquí que el Señor quiso probar a los Misioneros permitiendo que el día 20, en que se hizo la tercera Comunión general, diera a su com– pañero tan fuerte acceso el.e vómito, que estuvo a punto de perder la vida, siendo necesario llevarlo en unas parihuelas a Santiago de Cuba. Aun hu.hiera continuado solo la Misión nuestro intrépido Misionero, como muchas veces lo hizo en casos análogos, pero el Señor le envió también al mismo tiempo unas calenturas que, aunque por fortuna no fueron de cuidado y pronto desaparecieron, no le dejawn acabar la mi– sión; así, pues, acompañó al P. Currius a Santiago de Cuba, donde estuvo unos pocos días, esto es, desde el 4 de Agosto hasta el 14 del mismo mes.

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