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Sii apostolado en Veneziiela 65 mas habiendo enfermado el P. Guillermo y pasado a Tolosa, como más a propósito para su curación, nuestro P. Esteban se trasladó a Ustáriz, pueblo cercano a Bayona, en el que los Capuchinos exclaustrados de Navarra habían fundado en el año ele 1842 una residencia, en la cual vivían algunos Padres– y Hermanos. Aquí estuvo hasta que al cabo de dos años, es decir, en 1847, volvió segunda vez a Caracas. VI Recién llegado, fué nuevamente de Párroco a un pueblo cerca de la ciudad de Valencia, capital de la provincia del mismo nombre, donde su exr:elente trato le granjeó univer– sales simpatías, como solía acaecerle en todas partes. Allí,. entre otras cosas notables, logró que dejara su licenciosa y mala vida un personaje ele los más notables e importantes ele la Repüblica, y que muriera ele un modo edificante la que ha– bía siclo cómplice ele sus extravíos; también consiguió la con– versión a nuestra santa fe católica ele una Sfñora protestante. No se crea que su celo por la salvación de las almas se– concretase solamente a cuidar ele sus feligreses por medio del exacto cumplimiento de los deberes parroquiales, sino que viendo que la mies era mucha y los operarios pocos, se dila– taba su celo poi· otros pueblos, por los que iba dando misiones. en busca de las ovejas descarriadas . Sabemos, además, que antes de estallar la revolución, cli9 misiones en los pueblos ele La Vega, Autimano y Maraca.y, recogiendo en todas mu– chísimo fruto, sin que nos sea dable referir detalles ni por– menores de ellas. También predicó una notabilísima misión en la iglesia Catedral de Caracas en la Cuaresma del año de 1849, si bien su resultado no fué tan feliz como el de las ante:·iores. El con· curso en ella fué siempre muy numeroso, pt~es era ele ocho o 10,000 oyentes, llenándose no sólo la Catedral, que es muy ,~spaciosa, sino también las calles y plaza inmediatas para. oir a este misionero, que se había hecho célebre en toda la 5

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