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Sii apostolado en Veneziiela 49 contrario con los misioneros, siendo así que en éstos depositan toda su confianza. Son sumamente puntuales en cumplir sus tratos, aunque lo hayan prometido en medio de su embria – guez. Son muy serviciales y quedan contentos eon cualquiera friolera: esto sucede porque no conocen el va lor de las cosas. Como no conocen ni tienen idea de un Ser Supremo, ni son capaces, por ser enteramente tupidos , por eso sus costumbres no son sino las que la misma naturaleza ha impreso en sus corazones . Sin embargo, entre ellos no se ven jamás, ni gol– pes, ni heridas, ni muertes, cumpliéndose a la letra el princi– pio: lo que no quieras para ti no lo quieras para otro. Con sola esta ley natural, a buen seguro que la hija no abando– nará a su madre, ni el hijo a su padre; y aun para casarse, no lo harían jamás, según su costumbre, sin permiso de sus padres., Cuando un indio quiere tomar por compañera a una india, se presenta, con el permiso de sus padres, a los de la joven, y les manifiesta su deseo . Estos se enteran si es borracho, si tiene buen genio, si es pacífico y laborioso; y en vista de este exa– men, responden al pretendiente. Sucedió en nuestra misión que un indio, estando embriagado, le dió a su compañera una bofetada; ésta al momento corrió a darnos parte, y al otro día se fué con sus padres. Como estos infelices ignoran las leyes de la naturaleza, se casan a los ocho años de edad, como lo hemos visto. Después ele casados, el indio nunca cle~a a la india, ni la india a su indio. Se profesan el mayor amor y la más grande fidelidad. En el amor a sus hijitos exceden mil veces a los civilizados. tOué seüora habrá que desde que dió a luz al niño, le tenga en sus brazos y lo lleve día y noche sin dejarlo jamás, pues las indias nunca abandonan, nunca dejan sus hijos de sus tiernos y amorosos brazos? Sea que estén en su choza, sea que vayan al campo a buscar que co1Ler, el niño siempre va colgado al cuello en un zurronito que ellas tienen para tal efecto. Huyen a los bosques si sospechan que les quieren quitar los hij os. Los crían muy robustos, porque les dan de mamar cuatro y cinco años; hemos visto niños que hablaban y que todavía mamaban; por eso es qtrn la poblaoión 4
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