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f Su apostolado en Venezuela 35 los viejos y personas mayores, que eran los que más debían -entrar dentro de sí, no se sentían con bastante resolución ni ánimo para apartarse del camino del mal. Viendo esto, exco– gitó otro medio que le dió excelente resultado y utilizó des-' pués muchísimo en las misiones de Cuba y Guatemala, y fué ,conquistar a los ancianos por medio <le los niños. Reunía en su casa parroquial todos los días a las niñas a las diez de la marrana. y a los niños por la noche, y con mucha asiduidad, los instruía en la doctrina cristiana, con lo cual consiguió prepa– rnrlos también para confesar y comulgar, lo que hicieron con mucha devoción y con no pequeña edificación de las personas rriayores. Así continuaron recibiendo e2tos Sacramentos con frecuencia, preparándolos él para recibirlos dignamente, y proponiéndolos como modelos una y otra vez, sin cansarse de -exortarlos a su imitación; y ¡oh eficacia y poder de la gracia ,divina! los más famosos por sus crímenes se convirtieron, ,confesáronse con admiración de todo el pueblo, y a esto siguió ia reforma general en todos; consiguió que se casaran los qu~ estaban amancebados, que dejaran su licenciosa vida los ,casados, y que los divorciados volvieran a unirse viviendo <lespués en perfecta armonía. Para asegurar más el fruto obtenido y prepararlos a celebrar dignamente la fiesta de Navidad, dió una misión en los días que preceden a esta fiesta, con tan feliz resultado, que .si en un principio, cuando fué a Parapara, no asistían a la iglesia sino muy contadas personas, ahora, en cambio, predi– caba a un auditorio de más de cinco mil almas, las cuales corrían a oírle de diez, de quince, y a un de veinte leguas; si antes eran muy pocos los que se presentaban al tribunal de la penitencia, en la misión tenía que estar confesando desde las tres de la mañann hasta las doce del mediodía y desde las dos <le la tarde hasta bien entrada la noche, y aun así, no podía terminar de confesar a los que lo deseaban. Dicho se está que con esto quedó hecha enteramente la reforma de las costum– bres, acabándose los bailes, desapareciendo los vestidos esco– tados, y sucediendo en su lugar la modestia en el vestir, prin-
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