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Su apostolado en España 379 tres años hasta su muerte el cargo de Vice-Comisario General, gobernando en calidad de tal todos los Capuchinos españoles, y los de Andalucía corno Comisario Provincial. Su gobierno, demasiado corto, por desgracia, fué causa de grandes bienes para la Orden en España, no sólo porque con su santidad atraía el afecto de los seculares hacia nuestro hábito, sino también porque era un modelo de sus Hermanos, dentro del Convento, por la observancia exacta de las reglas, y fuera, por el celo apostólico que desplegaba en sus misiones. Su gobier– no era como el que quería N. P. San Francisco, que el Supe– rior amado y temido de sus súbditos ni enerva la disciplina con indulgencia falsa. ni lanza las almas a su ruina con rigor. excesivo. Su gobierno era suave, pero firme, para cortar todo abuso que tratara de introducirse contra la disciplina regular, de lo cual hemos oído referir algún caso a los que convivieron con él. III Volvamos ahora a seguir a este incansable Misionero en sns tareas apostólicas y continuemos la relación de algunas de las misiones ele que tenemos noticia que dió en aquellos reinos de Andalucía. Mientras se hacían las obras necesarias en Antequera y después de predicada la célebre misión de Sanlúcar, qne duró 15 días, pasó acompañado del clero y de no pocos caballeros de dicha población a la villa de Chipiona, para dar principio aquella misma tarde a la misión. Fué muy grande el entusiasmo con que aquellos buenos habitantes recibieron a los Mi6ioneros, quienes, a repetidas instancias de las Autoridades eclesiástica y civil, iban a evar:gelizarlos en el nombre del Señor. El resultado fué tan satisfactorio, que el día 20 de Mayo y último de la misión, honraron grandemente la Pascua del Espíritu Santo comulgando en la Comunión general 2,087 personas, esto es, casi todo el pueblo, salvo rarísimas excepciones. Mientras tanto una comisión del clero y Ayuntamiento ele

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