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Su apostolado en España 375 miento de Antequera, pues ambas corporaciones se conduje– ron con todo género de d8ferencias y con la más fina caballe– rosidad para con los religiosos. Así es que el día 19 de Julio del mismo año 1877, en el panegírico de San Vicente ele Paul, que predicó en la iglesia del hospital, ele la que cuidan las Her– manas cll:l la Caridad, pudo el P. Esteban anunciar públicamente que dentro de pocos días quedaría estableeida canónicamente una pequeña Comunidad, como así se verificó. Aunque más o menos, todos los buenos católicos de Antequera contribuyeron en la medida de sus fuerzas, con todo, merecen particular mención el señor Conde Colchado, heredero fideicomisaclo ele la casa contigua al Convento antiguo e iglesia ele Capuchi– nos, y al señor D. Ramón Sanz, síndico ele la Comunidad. II Luego ele concluída la misión de Antequera, salió a predi– car otrn en Sanlúcar de Barrameda, ciudad ele la provincia de Cádiz con su compañero y otro misionero más. Advertimos a nuestros lectores que aquí no ponemos sino una breve relación ele las misiones que predicó en Andalucía con el P. Saturnino, a quien debemos estos elatos, aunque en los tres años que estuvo en este país hasta su muerte, predicó otras varias misiones, solo o en compañía ele otros religiosos, de las cuales no sabemrJs cosa particular . En Sevilla los esperaba D. Andrés Limón, persona respeta– bilísima y caballero intrépido, que en los violentos desmanes del cantonalismo, hallán1lose ocupada la iglesia mayor de Sanlúcar por los revoltosos, con no pequeños peligros de su vida salvó el copón con las Sagradas Formas de los ~acrilegios y profanaciones a que naturalmente estaban expuestas. Este señor, gracias a su gran celo y actividad característica y a su gran afecto para con los Capuchinos, contribuyó más que otro ninguno a allanar toda~ las dificultades que naturalmente se presentaban en un principio a nuestra instalación en la península. El día 15 embarcáronse en Sevilla, y al llegar a