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374 Vida del P. Adoai.n huyó poco a activar la fundación del Convento por el gran entusiasmo que despertó en sus habitantes. El día 5 de Abril, a petición de los principales miembros del clero, y en compañía del P. Saturnino de Artajona, dió nna célebre misión en la iglesia Colegiata parroquial de San Sebastián. la cual empezó con una solemnísima procesión , en la que la Divina Pastora de las almas fué conducida desde la iglesia antigua de Capuchinos hasta la de San Sebastián, en donde presidió todos los actos de la misión y derramó abun– dancia de gTacia sobre todos los que acudían a tan importan– tes ejrrcicios. Ya la primera noche no cabía la gente en el templo, a pesar de su gran capacidad; el segundo día ya esta– ba completamente llena la iglesia para las tres de la tarde, y este fervor y entusiasmo se sostuvo todos los demás días de la misión, y aun se aumentó tanto, que el último día fué nece– sario predicar el sermón de despedida en la plaza, desde el balcón de la casa del Ayuntamiento, lo cual hizo nuestro Mü:ionero a un concurso de unas catorce mil almas, siendo devuelta a continuación la Divina Pastora a su iglesia de Capu– chinos. del mismo modo que había sido llevada el primer día a la iglesia de la misión, con lo cual quedó glorio~amente ter– minada. El fruto fué muy copioso, pues en los tres últimos días estuvieron los confesores ocupados en oir a los penitentes en el Sacramento de la Penitencia en las seis parroquias de la ciudad, calculándose unas ocho mil las comuniones que se distribuyeron en estos días. Como el edificio de nuestro antiguo convento de Capuchi– nos, vendido anteriormente, se hallaba convertido en una fun– dición de hierro, no pudieron los religiosos establecerse en comunidad desde un principio, sino que fué necesario cons– truir un pobre y humilde edificio ., con las celdas y oficinas indispensables, lo cual se hizo felizmente en cuatro o cinco meses, debiéndose esto al entusiasmo que con motivo de la misión se había despertado en el pueblo en favor de los Capuchinos, y al apoyo que les prestaron el Clero y Ayunta-