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370 Vida del P. Adoain Adoain subió al púlpito y en un sermón tan tierno e instruc– tivo como todos los suyos, hizo ver a sus oyentes el beneficio que la Divina Pastora les dispensaba visitándolos de nuevo, como una Madre tierna, para recoger las ovejas extraviadas. Anunció la misión para el día sig·uiente, encareciendo la asis– tencia para aprovecharse de la divina palabra y salvar el alma. »Dóciles fueron a la voz del Misionero los feligreses de An– dosillas. Lo mismo a las cinco de la mañana, en que comenzaba el primer ejercicio diario de la misión, que a las seis de la tarde, en que comenzaba el segundo, la iglesia estaba cuajada de fieles que acudían a escuchar la divina palabra. De Carear y San Adrián iban todos los días, principalmente al ejercicio de la tarde, en número muy crecido, hasta el punto de que al comenzar el ejercicio, la iglesia estaba tan llena, que hasta el presbiterio, el coro y sus escaleras, las tribunas y el órgano estaban ocupados por una multitud apiñada. »Con este concurso extraordinario se principió y se concluyó la misión, sin que apesar de ello hubiera nunca el menor des– orden ni faltara el recogimiento y el silencio en los actos a que asistía, dando ejemplo la corporación municipal. »La misión para los niños y niñas se daba en horas distin– tas y no era pequeña la concurrencia. Además de las escuelas, que se presentaban con el maestro y la maestra al frente , acudían muchos a oir la explicación de la doctrina cristiana, que daba a los niños el P. Saturnino; y las exhortaciones tan sencillas como fervorosas que les dirigía para prepararlos a la confesión y primera comunión que tuvo lugar el día 6 de Marzo con edificación de todos, presentándose 150 niños y niñas a la Sagrada Mesa. »Desde este día comenzaron las confesiones de los adultos y continuaron hasta el 11 de Marzo, día de la Comunión gene– ral que estuvo concurridísima, presentándose los primeros a recibir el Pan de los Ángeles los señores del Ayuntamii:mto , con sus dependientes, y nueve forales con su sargento a la cabeza. »Para apreciar el fruto dt la misión, baste decir que durante

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