BCCCAP00000000000000000001226

Su apostolado en España 357 II Así estuvo el P. Esteban ocupado en continuas m1s10nes, hasta que terminada ya la guerra civil a principios del año de 1876, y restaurada la monarquía de Alfonso XII, entró en Es– paña el primero de todos los Capuchinos, con el permiso del P. Guardián de Bayona, y pasando por Irún llegó a Pamplona acompañado del R. P. Pedro de Málaga. Hospedóse en el Seminario Episcopal, en donde el Sr. Rector, D. Pedro Ve– iasco, le recibió con la dulzura y bondad que le era popia y característica. Como pasara por las principales calles de la ciudad, causó gran novedad, cautivando poderosamente la atención de los habitantes de la ciudad, por el vene– rab le aspecto q~e le daban su elevada estatura, majestuosa presencia, venerable semblante, lueng·a barba blanca y tosco hábito , después de más de cuarenta años de exclaus– tración, por lo cual pronto ~orrió la voz de boca en boca. No habían pasado muchas horas cuando, enterado el Gober– nador civil Sr. Larráinzar de lo que ocurría, pasó al Semi– nario una orden terminante, en la que decía que se despoja– sen del hábito y se afeitasen la barba, o de lo contrario, que salieran inmediatamente de la ciudad. Ante esta actitud de la primera autoridad civil, poniéndose de acuerdo ambos reli– giosos, el P. Málaga salió para el convento de Bayona y nues– tro P. Esteban salió a pie el día l.º de Septiembre con direc– ción a su pueblo natal; hizo noche en Urroz, en donde al siguiente día, primer domingo de mes, predicó sobre la devo– ción del Rosario a un numeroso concurso que le oyó con admirable fervor y recogimiento. El mismo día salió en el caballo de San FranciRco hacia los pueblos inmediatos a Lum– bier, aprovechando todas las ocasiones que se le ofrecían en el camino para desplegar su celo predicando en los pueblos; y habiendo encontrado al Sr. Obispo de la Diócesis, el Ilustrí– simo Sr. D. José Oliver y Hurtado, que estaba haciendo la Santa Visita Pastoral por aquellos pueblos, enterado éste de su