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354 Vidct del P. Adoain e influencia de la masonería, expulsó a los Capuchinos un mes más tarde que el de Guatemala. En la noche del 21 al 22 de Julio de 1872, después que los religiosos habían acabado de rezar maitines a media noche, a eso de las dos de la mañana, llamó a la portería el señor Gobernador, que iba acompañado de un General del ejército, al mando de un pelotón de soldados, con orden expresa del señor Presidente de la República para conducirlos al puerto de la Libertad, donde debían embarcar– se. A las dos y media eran conducidos todos los religiosos en medio de la tropa, como si se tratase de criminales o prisione– ros en acción de g·uerra, y a las cuatro y media, fueron llevados en dos diligencias al puerto de la Libertad, cubriendo la ca– rrera el mismo Presidente de la República, al frente de 400 individuos de tropa a fin de impedir cualquier movimiento popular en favor de los Misioneros. El Gobierno costeó el pa– saje hasta Corinto, puerto de Nicaragua, en donde quedaron dos Padres y los restantes continuaron a Panamá, por no creer conveniente el Superior quedarse ni en Costarrica ni en Nica– rag·ua, llegando el l.º de Agosto. Aquí los empleó el señor Obispo en dar misiones cerca de un año, hasta el 15 de Junio de 1873, en qne se embarcaron el P. Guardián y algunos Padres, Coristas y Legos para el Ecuador, pagando el viaje el dignísimo y malogrado Presidente de aquella República don Gabriel García Moreno. A petición del mismo, estableciéronse en !barra, dando principio de este modo a la fundación de nuestra Custodia Capuchina en el Ecnador, así como los reli– giosos expulsados de Guatemala y llegados a Francia fueron escogidos por la Divina Providencia para restaurar nuestra Orden en España, singularmente nuestro P. Esteban, que fué el fundador de los primeros conventos y Superior de los mis– mos hasta su muerte, como veremos en su lugar.

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