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Su apostolado en la Amé1·ica Cent'l'al 353 Aquí estuvieron dos meses y medio, tratados y considera– dos corno si fueran otros tantos relig·iosos de la Compañía; enterado de lo cual nuestro Rvdmo. P. General, dió las gracias en Rorna al Rvdrno. P. General ele los Jesuítas, lo cual tene– rnos la satisfacción de hacerlo constar una vez rnás en este lugar, como testimonio ele gratitud para con la ínclita Compa– ñía ele Jesús. Finalmente, viendo que no les era posible establecerse en ninguno de los tres obispados de California de modo que pu– dieran vivir en comunidad como ellos lo deseaban, pasaron a los Estados Unidos, en donde la Orden tenía un Comisariato, siendo recibidos y hospedados en los conventos de Milwan Kiee y Nueva York, con todo el cariño y arnor que inspira la des– gTacia de hermanos en el Seráfico Padre. }fas corno también tropezaron con varias y grandes dificultades para establecerse en comunidad, cuales eran lo frío del clima, la dificultad ele aprender la lengua para muchos por su avanzada edad. y la imposibilidad ele dedicarse al ministerio apostólico, y acaso más aún que las dos anteriores, el tener que despojarse del santo hábito para anclar por fuera del convento, los Superiores fueron de parecer que debían trasladarse a Francia, y así lo hicieron, ernbarcándose todos, menos tres, en dos grupos y en distintos tiempos. El primer grupo llegó a Tolosa de Francia el día 18 de Octubre, y aunque su llegada era completamente ignorada de nuestros Capuchinos franceses, con todo fue– ron recibidos con mucha amabilidad por el M. R. P. Provin– cial de la provincia ele Tolosa y distribuídos entre los varios conventos de aquella provincia . El segundo grupo, entre los cuales figuraba nuestro P. Esteban, llegó al mismo convento ele Tolosa cinco meses más tarde, esto es, el día 9 ele Marzo del año siguiente de 187:3, siendo recibidos con las mismas demos– traciones de caridad que los que componían la primera expe– dición . Igual suerte que los de Guatemala corrieron los de Santa Tecla, convento fundado por el P. Esteban en el Salvador; pues el Gobierno de esta República, obedeciendo a las órdenes 23