BCCCAP00000000000000000001226

Su apostolado en Venezuela 29· este· modo la ociosidad y el aburrimiento. A las once, comida y recreo has~a las doce y media, hora en que se retiraban a. descansar, ·al dar las dos. A esta hora rezaban Vísperas y Com– pletas; y terminadas, volvían.a ocuparse como por la mañana, hasta las cinco de la tarde. en que rezaban Maitines. A las seis, cena o colación, si era día de ayuno, el cual observaron'. como en el convento, excepto los días de mareo. Después, re– creo general todos juntos. Los sábados y las fiestas de la Vir– gen se cantaba la Salve o la Letanía Lauretana ante la ima– gen, de la. Divina Pastora. Reinó en toda la navegación el mayor orden, la más grande armonía y una perfecta caridad, y hermandad entre todos. Los domingos y días clásicos se celebraba la santa Misa y comulgaban en ella todos los misio– neros, asistiendo también la tripulación con mucho fervor. Después de una travesía de 48 días, que se les hizo más suave y menos molesta por lo que acabamos de decir, arribaron feliz~ mente al puerto de Oumaná, en Venezuela, el día Hde Julio,. sintiendo gran regocijo al tener ante su vista el campo de operaciones en que habían de librar los combates del Señor estos soldados de 'Cristo ... ,Luego que la ciudad ele Cumaná se enteró ele la llegada de la Misión al puerto, salió á recibirla el Municipio con lo más. granado y selecto de la ciudad; y saltando a tie'.'ra los religio– sos, ,organizaron la prncesión para ir a dar las gracias a la iglesi:;i. ele la Divina Pastora, en donde, después de cantada. la Salve, predicó lino de los misioneros un fervoroso discurso, hacién.loles ver los singnla'res beneficios qne el Padre de las misericordias derramaba sobre la República de Venezuela. «¡Bendito sea Dios, exclamaron los ancianos, rpe volvemos a· ver a· nuestros Padres! ¡B~ndita la Divina Pastora que nos trae ¡a ,nuestros Capuchinos! Ahora sí que nos confesaremos.» Antiguamente,habían ·misionado aquí los Capuchinos ele la Provincia de Aragói::t, entre los cuales· merecen mencionarse· el Venerable P. José de Carabantes y el Fray Francisco de Pam– plona. Veinte de los misioneros se quedaron aquí, así como también otros que iban a servil' parroquias; mas nuestro ,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz