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330 Vida del P. Adoain los pecados, donde la divina g racia obró tantos prodigios, mudando los corazones de bronce en corazones mansos y obedientes a la inspiración de Dios, y donde se ro::npieron las cadenas de la esclavitud infernal; ahí vió de nuevo, y por últi– ma despedida, postrada aq nella nueva grey, para recibir su bendición. »Quedó Chalatenango llena de luto por la ausencia de la Divina Pa:;tora, pero sus corazones llenos de placer y alegría por los frutos recogidos en la santa misión. 9 .000 se ali– mentaron con el pan celestial, quedando fortalecidos para resistir al mundo, al demonio y a la carne. 630 matrimo– nios se añadieron a la sociedad, y un número grande de divorciados se unieron con sus propias consortes. Agradecidos a tantos bienes, acompañaron a los Misioneros los Párrocos de Cha latenango y Quesaltepeques, juntamente con el Gobierno Municipal y los principales de la villa, hasta el río Lempa (1). Santa Tecla, 23 de Agosto de 1867. -Fray Esteban de Adoain, Misionero Capuchino.» VII El Ilmu. Sr. Obispo, enterado del grande fruto que conse– guía nuestro Misionero en esta misión, le manifestó también su gratitud en las dos cartas siguiente,::. La primera, que lleva fecha de l.º de Junio, dice así: «Mi amado y venerado Padre: He dado a Nuestro Señor Jesucristo gracias por los frutos co– piosos de esta misión, y porque los Padres, sin embargo de tanta labor, con tanto calor por esa temperatura se conservan sanos y fuertes. Todos los días bendigo la Santa 1:isión y pido a Dios Nuestro Señor por los fieles que concurren, etc. » La segunda escrita el 30 del mismo mes y cuando la misión tocaba a su fin, decía así: «Reverendos Padres Capuchi– nos Fray Esteban de Adoain y Fray Bernardino de Capellades: (1) Varios periódicos católicos hicieron mención de las maravillosas circunstancias de esta célebre misión.
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