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Su r1,postolado en la Am¿1•ica Central 325 credulidad, estaban tristemente sentados en las tinieblas del pecado. En éstos obró la divina palabra de un modo verdade– ramente eficaz, a fine i(sque ad.flnem jortiter et suaviter, has– ta que los derribó como a otros Saulos de los negros caballos de sus crímenes envejecidos y escandalosos. Aquellos mismos que tanto trabajaban por impedir la santa misión, aquellos que se burlaban y se mofaban de la santa predicación, los mismos que hablaban perrerías de los Misioneros, fueron los primeros que cayeron en la red. Estos, pues, fueron los que no perdieron una misa, ni una plática, ni un rosario, ni siquiera un sermón de los 42 que se predicaron en la plaza; ellos mismos, admirados, decían: «tQuién había ele pensar que nosotros ha– bíamos de dejar la mala vitla que llevábamos~ ¡Cuán grande era nuestra ignorancia! ¡0~1! qué fuerza tiene la divina pala– bra predicada por Misioneros!» Los casados que habían aban– donado a sus propias mujeres para vivir con otras, se unieron con sus legítimas esposas; los solteros se casaron, y hoy mis– mo me escriben que son el modelo de toda la población. Estos tan prodigiosos efectos ele la santa misión, este cambio tan inesperado, esta conversión de las personas más visibles hizo tal eco en esta República y en la de Honduras, que ele todas partes concurrían a oir la divina palabra y a lavar las invete– radas manchas por medio de la santa confesión; abandona– ban sus trabajos, sus casas, sus animales, y cargando sobre sus hombros sus tiernos nifios, se lanzaban por aquellos de– siertos, pasando las noches bajo los árboles. »Era tal el tropel del confesonario, que fué preciso poner soldados de guardia; mas no bastó esto, porque todos querían ser los primeros. Fué necesario hacer papeletas, y así se pudo conseguir algo y seguir adelante. Era tal la concurrencia, que empleando de nueve a diez horas oyendo confesiones, salíamos como si nada hubiéramos hecho. »Talea son los frutos que se recogen en misión oída devo– tamente, como lo comprobará lo que ahora voy a referir, lo cual no contribuyó poco al bien de muchos.

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