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8n apostolado en Veneznela 27 los jefes ele distrito 100 pesos más; segunda, que el viaje ele los treinta misioneros sería por cuenta del g·obierno; tercera, que los misioneros deberían permanecer por lo menos diez años según la antig·ua costumbre, quedando después de pa– sado este tiempo en libertad para quedarse en la misión o regresar a Europa; cuarta, que el g·obierno debía dejar en completa libertad a los Religiosos en el terreno espiritual y religioso, sin mezclarse para nada en ello; quinta , que pudie– sen anunciar libremente el reino de Jesucristo; sexta y última, que toda la autoridad sobre los indios y la dirección de los mismos, residiera en los misioneros, hasta que aquéllos estuvie– ran civilizados. Estas condiciones fueron firmadas por el Co– misario en nombre del gobierno y poi· los treinta misioneros. El día 21 de Mayo fueron todos los misioneros procesional– mente a visitar el Santuario de Nuestra Señora de la Guardia, . que se venera en Marsella, y a la que se encomiendan los na– vegantes que salen ele aquel puerto antes de embarcarse. Postrado allí de rodillas, suplicó nuestro P. Esteban con gran• fervor a la que es Madre de Dios y Madre nuest:-a, que le con– cediese el espíritu de fortaleza necesario para vencer el orgu– llo del dragón infernal. El 24 de Mayo por la tarde salieron todos los Misioneros formados en procesión, con dirección al muelle, llevando des– plegado el estandarte de la Divina Pastora, !)atrona de nues– tras misiones, y presenciando este imponente acto infinidad de marselleses y de otras personas; y a pesar de la diversidad de· creeucias religiosas, todos, católicos y protestantes, luteranos y calvinistas, turcos y judíos, todos fijaban su vista en la Di– vina Pastora, encomendándose a Ella los unos, arrodillándose los otros y descubriéndose respetuosamente hasta los más liber~ tinos. Acaso nunca prmienció Marsella una procesión religiosa mús imponente. Llegados al puerto, fueron en botes al barco que había siclo fletado expresamente para los misioneros. en donde, como cayera enfermo uno de éstos, tuvieron que per– manecer todo el día siguiente, saliendo el día 26. Algunos malvados levantaron con este motivo una g·rave calumnia,

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