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Su cipostolado en la Amé1·ica Cenfral 307 dación había tenido en esta ciudad, de la cual no tenemos más datos que los que nos suministra en pocas palabras el mismo P. Adoain en una carta que lleva la fecha de 21 de Abril de 1861 y de la que extracta el Cronista de aquellas misiones lo siguiente que nos prueba hasta la e-v-idencia haber sido una de las grandes misioneR que dió. Dice así: «Si en todas las misiones ha sido Dios abundantísimo y liberalísimo en derramar sus gracias, en esta misión de Santa Tecla parece haber querido hacer ostentación de sus miseri– cordias, verificándose a la letra aquello de San Pablo: Ubi abundavit delictum, superabundavit gratia. Ha causado tanto eco nuestra misión en todo el Estado, que no sólo las aldeas y pueblos inmediatos han concurrido, sino también de cuatro y cinco días de camino han llegado gentes con el solo objeto de oir la palabra de Dios y confesarse. Viendo, pues, que cada día se aumentaba el auditorio y la concurrencia del confesonario, resolví predicar en el hermoso y espacioso patio del Convento donde se colocaban de 3,000 a 4,000 personas. Y mientras que yo rezaba el rosario y todo lo demás, los compañeros segnían confesando hasta las ocho; y así se ha podido satisfacer y llenar los deseos de tantos hambrientos. Rl domingo de Resu– rrección se dió la Bendición Papal en la Plazuela del Convento, porque calculamos que no podrían colocarse en el patio por ser la concurrencia sobre todas las que había habido. El señor Obispo se hizo llevar en Rilla de mano. »Las comuniones han sido sobre 3,200, sin la Comunión general. Los matrimonios hasta ahora 352, y espero que éstos seguirán durante la novena de la Divina Pastora que hemos comenzado hoy. El día l.º de Mayo daremos principio a la misión de San Salvador.» Continuó tanto el fruto de esta misión, que los matrimonios de amancebados pasaron de 400. Terminada esta misión y la novena de la Divina Pastora el día 30 de Abril, pasó al día siguiente a dar la misión de San Salvador.