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304 Vida del P. Adoain dó el P. Guardián letras de obediencia a sus religiosos (que a causa de la fábrica allí moraban), para que, desamparando aquel sitio, volYiesen con todo el equipaje a nuestro convento ele Belén en la Antigua Guatemala, hasta que el tiempo deci– diera la cuestión. Esa revocación de los religiosos y suspen– sión ele las obras fué con consentimiento del señor Arzobispo, nuestro Visitador, y sin disentimiento del Gobierno Supremo, a pesar del mucho empeño con que las autoridades civil y eclesiástica habían procurado la tal fundación. A principios, pues, de este año ele 1863 se retiran los reli 5·iosos ele Chiqui– mula; quedando, de consiguiente, este asunto en los términos anteriores y sin meno:;'\cabo de la deseada armonía con dichas Autoridades. » IV Si bien no hemos podido averiguar en qué pueblos dió sus misiones después de haber regresado al convento de la Anti– gua Guatemala, una vez abandonada la fundación de Chiqni– mula, pero sabemos por cartas del mismo Padre, y por testi– monio del mismo cronista, que otra vez volvió a la República del Salvador, sin duda a ruegos del Ilm?. señor Obispo ele la Diócesis, y que junto con su nuevo compañero el Padre Bernardino de Capellades, dió una buena tanda de misiones en la mencionada República, con mucho fruto de sus habitan– tes como eu todas las anteriores, retirándose al convento de Guatemala a últimos del año ele 1864 para descansar algunos días. Por este tiempo hicieron sus dos antiguos compañeros l0s PP. Lorenzo de Mataró y Pedro de Llisá, una excursión a la Tribu ele los lacandones, indios salvajes e idólatras, a los cuales lograron conquistar para Jesucristo, bautizándolos y admi– nistrándoles los demás Saceamentos, como puede verse en el Cronicón del Centro América. Mientras nuestro Misionero se ocupaba en dar misiones en El Salvador, el Presidente Sr. Dueñas y el Ilmo. Sr. Obispo,

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