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302 Vida del P. Adoain blica, poniendo los ojos en el pueblo de Tepán-Guatemala, cuyos habitantes habían manifestado vivísimos deseos de que se estableciese allí una comunidad, y a este efecto, enviaron una representación oficial que hiciera la petición. Pero como tiinto el Gobierno, como el Ilmo. señor Arzobispo hicieran ver a nuestros Religiosos que la fundación en la ciudad de Chi– quimula reportaría mayores ventajas al bien espiritual y po– lítico de la nación, en la imposibilidad de contentar a todos haciendo dos fundaciones, pues esto no podía hacerse sin grande daño de la regular observaucia en el convento de la Antigua, se resolvieron por esta segunda fundación, esto es, por la fundación de Chiquirnula, ciudad situada al Este de la República, qm, contaba con más de 30,000 habitantes, y capi– tal del Departamento de su mismo nombre. Para esta funda– ción fué escogido como más a propósito el P. Esteban, el cual marchó a dicha ciudad con dos compañeros más que le fueron asignados, a fin de hacer los preparativos necesarios para ins– talarse provisionalmente. Los religiosos fueron muy bien recibidos por la ciudad, se pán-Guatemala, Patrun, Chimaltenango y Tejar, Sanorate, Sansaria, Guastatoya, Tocoy y Chiqnimula. Esto además de haber predicado la cuaresma en la ciudad de Amatillén, y el mes de Mayo en la iglesia de San José de la Antigua Guatemala. En estas misiones, como en todas las anteriores verificadas, hiciéronse infinidad de confesiones y comuniones, y se celebraron multitud de matrimonios canónicos entre personas que vivían amancebadas. Las personas enemistadas se reconciliaban unas con otras; confesaban públicamente sus crímenes, y pedían perdón, acabando por convertirse aun los más rebeldes y obstinados y los que en un principio se habían mostrado hostiles a la misión y al misionero. He aquí una muestra de la sinceridad e intensidad del arrepenti– miento de algunos pecadores públicos. En la misión de Sanorate acaeció repetidas veces, que, conmovidos grandemente algunos por la ardiente predicación de este enviado de Dios, en presencia de todo el auditorio confesaban públicamente sus crímenes en estos términos: « Yo, fulano de tal; yo, fulana de tal, he vivido tantos años con ... y así pido perdón, porque he sido nn escandaloso, una escandalosa.»

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