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Sii apostolado en la América Cenfral 289 dió principio a ella el día 13 de Marzo con un concurso extraordinario de gente. Si bien en esta ciudad se hallaban las costumbres no poco estragadas y corrompidas, a causa de la mucha gente que acudía a ella de todas partes de la Repú– blica, sin embargo, no dejaba de haber muchas personas religiosas y fervorosas, las cuales hicieron muchas demostra– ciones de respeto y de veneración al Misionero y le ofrecie– ron y enviaron como a porfía multitud de limosnas y so– corros. Siendo así que la autoridad civil no tomó parte alguna, ni dió un paso en favor de la misión, se presentaron de todas las aldeas, campos y fincas como arrastrados, según confesión de los mismos, de una fuerza misteriosa e irresis– tible, ele manera que todos estaban admirados, considerándolo como un suceso extraordinario que tenía algo de sobrena– tural, y acaso más que todos el Párroco de Amantillán que lo era el P. Julián Margueli, Religioso mercedario de la provin– cia de Andalucía, quien, agradablemente sorprendido, decía que no lo hubiera creído, a no haberlo visto con sus propios ojos, y añadía estas palabras: «Yo me gloriaba de haber cono– cido a mis ovejas como el más celoso pastor, pero veo que van saliendo de esos montes ovejas tan salvajes y tan bestias que ni saben hablar.» Veintidós días estuvo en esta misión traba– jando incansablemente con sus compañeros; y su fervorosa y penetrante predicación arrancó muchas lágrimas de dolor, aun de los corazones más empedernidos. Hizo una procesión de penitencia en la que iban más de 3,000 personas, con el mayor orden, llevando sus cruces a cuestas y taciendo otras penitencias y actos de mortificación; les predicó en la pla– zuela que llaman del Calvario y volvieron a la Parroquia donde se dió por terminada. El día 3 de Abril, último de la misión, celebró la función ele despedida y dió la Bendición Papal, sorprendiendo a todos el numeroso concurso que pasaría de 6,000 personas. Los pueblos y aldeas se despoblaron por oir las últimas palabras de este gran Misionero y asistir a este acto religioso. Los frutos fueron muy numerosos, pues comulgaron 4,600 personas y dejaron su mala vida celebrando matrimonio canónico 210. 19
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