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274 Vida del P. Adoain y más la fama del Misionero Capuchino, tanto que a ésta celebrada en una aldea, acudió la gente no sólo de las ciuda– des de Chiquimula y J ilotepeq ne, sino hasta de la vecina República del Salvador. Los frutos fueron 1,355 comunio– nes y 22 matrimonios. El día 23 se terminó la misión y partió para la de Jutiapa. III El día 28 dió principio a esta misión con un concurso bas– tante numeroso. Como Jutiapa es cabeza de Cantón, es decir, capital del Departamento de su nombre, pasó en ella la Semana Santa, en cuyos días dió la Santa Misión, y con este doble motivo concurrió muchísima gente. Celebraron con toda so– lemnidad los divinos Oficios y las procesiones propias de estos días, y terminó con gran fruto esta misión el 11 de Abril, co– mulg·ando 2,850 personas y celebrándose 72 matrimonios de amancebados. Después de acabada esta misión, pasó a dar otra en el pueblo de Asunción Mita. Estando el P. Esteban en Jutiapa, se recibió allí la noticia oficial del Municipio de Asunción Mita, diciendo que el segun– do día de Pascua de Resurrección, que en aquel año caía el 5 ele Abril, a laR nueve ele la noche se había desplomado el techo ele la iglesia, y como terminada aquella misión debía pasar a darla en este pueblo, el Cura de Asunción Mita, que estaba ayudando a los Misioneros en Jutiapa, tuvo que regre– sar a su pueb~o a fin de sacar los escombros de la iglesia y arreglarla del mejor modo posible. Se había dado tal prisa que para el día 14 había limpiado la iglesia, cubriéndola co::i una gran enramada, a fin de poder dar la Santa misión. Cada día aumentaba el concurso y llegaban muchedumbres de los pueblos de Santa Ana, Sonsonate, Metapán y otros de la Re– pública del Salvador, para oir a este enviado de Dios, pues no se le puede dar otro nombre con más propiedad. Refiriéndose a esta misión, decía el P. Esteban que parece que Dios se complace en descender a los lugares humildes , como aquel

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