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22 Vida clel P. Aclocl'in cargo en el Capítulo celebrado en Pamplona el 30 de Agosto del año ele 1833. En vista de lo acaecido en el convento ele Vera, determinó. de acuerdo con los Padres Definidores, tras– ladar el Coleg·io de estudiantes dispersos, cuyo Lector, como hemos dicho, era el P. Pasajes, al convento de Tudela, que ofrecía más garan tías de seguridad; razón por la cual nuestro P. Esteban marchó a Tudela, donde permaneció por espacio de dos años, hasta terminar la Teología escolástica, lo cual sucedió el año de 183 , Hay que advertir que en 1835, ya los revolucionarios habían arrojado de sus conventos á todos los religiosos tle España; mas todavía los Capuchinos pudieron habitar en los conventos ele Tudela, Los Arcos, Cintruénigo y Peralta, hasta el año de 1836, en que fueron expulsados, si bien no estuvieron libres de tener muchos sobresaltos y ele padecer persecucio– nes y vejaciones, en prueba de lo cual bastará consignar que el ya mencionado P. Provincial fué hecho prisionero a últi– mos de 1834 por el general Córdoba en el convento de Los Arcos, y que, conducido en calidad de tal, primero á Pam– plona y después a Burgos, falleció en el Hospital ele esta ciudad el 15 de Septiembre ele 1835, causando su mnerte gran sentimiento en toda la Provincia. Expulsados también de estos conventos, hicieron aún los Superiores el último esfuerzo para reunir a los religiosos dispersos, principalmente á los estudiantes y jóvenes, en algunos puntos que parecían ofrece1· alguna mayor seguridad, por hallarse defendidos al abrigo del ejército cai·füta, que dominaba en casi todo el país vascon– gado, excepto las ciudades. Estableciéronse, al efecto, Comuni– dades más o menos numerosas en Arbeiza. pueblo cercano a Estella, Azcoitia en Gui püzcoa y Bertiz en el valle de Baztán. En este último punto continuó viviendo nuestro P. Este– ban dedicado al estudio y oración, cuanto le permitían las circunstancias de la g·uerra, hasta que terminada ésta el año de 1839 por el no menos funesto que famoso convenio de Verga– ra, celebrado por Maroto y Espartero, fué necesario disolver también estas pequeñas comunidades, dispersándose por todas

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