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256 Vida del P. Adoain enarbolado el hermoso estandarte de la Divina Pastora, que le había sido regala<lo por el V. Claret, y rezando el sa;::ito Ro– sario. Llegada la procesión a la plaza de la Catedral, sube al púlpito improvisado para el acto en la escalinata ele la iglesia el P. Ignacio de Cambrils, y pronuncia ante un inmenso audi– torio un breve pero fervoroso discurso que sirviera de des– pertatlor a los infelices pecadores sumidos en el letargo ele sus culpas, poniendo por texto las palabras del profeta J onás a los Ninivitas (1). Adliuc quadraginta dies et Ninive subve1·– tet'llr. Terminada esta plática, continuó la procesión a la igle– sia ele la Merced, en donde se hizo la apertura de la misión, explicando el P. Esteban, como Presidente de la misma, la filial confianza que todos, y en especial los pecadores, debían tener en el poder, intercesión y misericordia de la Divina Pastora de las almas, de un modo admirable y peculiar suyo, pues a la lnz que nos suministra. la fe sobre esta verdad, añadía él un conocimiento experimental que muy pocos lo podrán poseer en tanto grado. Al mismo tiempo que se daba la misión a los adultos deter– minó dar ejercicios a los niños y niñaf". de la ciudad durante los siete primeros días, ele diez y media a doce de la mañana, acto al cual acudía tanta gente como al ele la misión. Los actos de ésta eran los siguientes: Abríanse las puertas de la iglesia a las cuatro de la mañana, y a las cinco se cele– braba la Misa, durante la cual uno de los Padres explicaba los sagrados misterios que se encierran en el Santo Sacrificio, y después hacía los ejercicios acostumbrados el P. Pedro de Llisá; a las diez, subía al púlpito el P. Ignacio de Cambrils, a fin de que pudieran aprovecharse también de la misión los que por sus ocupaciones u otra causa no podían asistir a los ejercicios de la mañana o de la noche. Concluído el ser– món, empezaban los ejercicios a los niños, que duraban hasta las doce. El acto principal se celebraba a las seis de la tarde, empezando por el santo Rosario; la plática doctrinal estaba (1) Jonas, Il[, 4.
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