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Sn apostolado en la Amé1·ica Central 255 dad a Santa Ana, habían asistido todos a la misión, supli– caron a nuestros Misioneros que fuesen allá para confe– sar los enfermos y los ancianos que no habían podido asistir, por ser necesario vadear un río que separaba a ambos luga– res. Al ir a Tesenaco se encontraron que a la otra orilla del río los esperaba toda la población, y enarbolado el estandarte de la Divina Pastora, fué llevado en triunfo desde allí hasta la iglesia, entonando el pueblo canciones en su loor y pasan– do por debajo de los arcos formados al efecto. Aquí predica– ron y estuvieron predicando hasta muy entrada la noche, y a la mañana siguiente comulgaron 100 personas. No estu vie– ron más tiempo, sino que inmediatamente se dirigieron a otro pueblecillo llamado Gomera, y aquella misma tarde dió prin– cipio, o mejor dicho, continuó la misión empezada en Santa Ana . Si notable fué esta misión por la concurrencia de gente en los cuatro días que estuvo predicando en este lugar, rela– tivamente al número de habitantes, no lo fué menos por la impresión que produjo en ellos la divina palabra, porque en muy pocas misiones se vieron derramar tantas lágrimas de dolor y de arrepentimiento en el tribunal de la penitencia. El resultado de los trabajos apostólicos de nuestro Misionero, en estos tres lugares, fueron 800 comuniones y 117 matrimonios de amancebados. Después de esta correría apostólica, que duró dos meses, regresó el P. Adoain con su compañero a su amado convento, a descansar de sus fatigas, y más aún, a gus– tar de las dulzuras de la observancia regular y de la oración. El Ilmo . Sr. Arzobispo de Guatemala, muy afecto a la Orden Capuchina, sabedor sin duda del feliz éxito de estas misiones, d.eseó que nuestro Misionero, con algunos otros Padres, diera misión también en la misma ciudad de la Anti– gua Guatemala, y a los pocos días de haber regresado al Convento, dió principio a ella en la iglesia de la Merced. Reunióse al efecto el pueblo el día 8 de Marzo en nuestro Convento, en donde se ordenó la procesión, y agregándose a ella los Padres Misioneros con toda la Comur;_idad, se diri– gieron, a las cuatro de la tarde, a la vieja Catedral, llevando

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