BCCCAP00000000000000000001226

20 Vida del P. Acloain tarios valles y poder continuar sus estudios con más tranqui– lidad. Mas poco tiempo pudo permanecer en dicho convento, porque al mes siguiente del mismo año tuvo que huir, co– mo todos los religiosos que en él moraban, pues el general Rodil, atravesando el puerto de Velate se dirigió hacia dicha villa. 'en donde incendió el convento, log-rando s,1lvarse los religiosos en los montes de Bertizarana. He aquí como refiere el hecho el P. Guillermo de Ugar, que era a la sazón Vica-:--io de aquel convent0, y fué testigo ocular de lo acaecido (1): «A principios ele Septiembre de 1834, si no me equivoco, salió el general cristino de Pamplona con di•rección al Baztán. · Mi posición era bien triste . Hallábame ele Vicario de aquel convento y Director del Profesorio. El R. P. Lector(P. Pasajes), que se había retirado del convento de Pamplona al de Vera. con la mayor pat·te de sus discípulos, y nuestro R. P. Guar– dián, Fray Gregorio de Tolosa. que temía mucho a los cristi– nos, se retiraron en aquellos aciagos días a los montes de BeJJtizarana, no lejos del convento. • »Yo, joven todavía en aquella triste época, me ha11aba solo, por. decirlo así, al frente de una numerosa Comunidad, no sin grandes temores. »Tan pronto como el general (Rodil) atravesó los puertos, c·onocimos los religiosos que éramos perdidos. Nuestros temo– nes se realizaron desgraciadamente. »A fin, pues, de que la Comu11idad no fuese sorprendida por mi inr.uria, puse hombres de mi confianza en los puntos desde donde podían observarse los movimientos de los cristi– nos. Aquellos buenos aldeanos cumplieron exacta y :fielmente con el encargo que les di. y gracias a esta diligencia que me inspiró el Señor, pudimos salvarnos. De lo contrario, todos los Religiosos hubiéramos sido víctimas de aquellas furias del averno. »No me ai:uerdo ahora si fué el !3 o el .J del mismo Sep– tiembre cuando crecieron mis temot·es y los de los demás (1) Mensajern Seráfico, afio I , pág . .'121.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz