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Su apostolado en Cuba 243 mío!», como en las misiones, y para despedida un cántico a la Virgen con acompañamiento de piano. Como este mes era el señalado para ganar el Jubileo concedido con motivo de la definición dogmática del misterio de la Inmaculada Concep– ción, todos los domingos a las siete había Comunión general, resultando todas muy solemnes y concul'l'idas, y por la tarde se hacían procesionalmente las visitas de las tres iglesias, asistiendo mucha gente. Durante la Comunión se cantaban por voces escogidas con acompañamiento de piano los versos a la Divina Pastora y al Santísimo Sacramento, los cuale.3 iba glosando de uno en uno nuestro Misionero desde el púlpito. El último día de mes, se celebró una Misi1. solemnísima con sermón que versó sobre la perseverancia, acudiendo a esta función los dos Cabildos de la ciudad y el General Manzano, con su plana mayor y la oficialidad de los cinco regimientos que en ella estaban de guarnición . Las comuniones del mes fueron en la iglesia de ia Soledad 2,400, en la Parroquia mayor 1,040, en la iglesia de San Francisco 800 y en San José 500, además de las que hubo en otras iglesias. En el mes de Junio, desde el día 24 al 30, dió una misión al Regimiento de Cazadores de Bailén, a ruegos del Jefe y del Capellán de dicho Regimiento, a fin de que los que libremente quisieran se dispusieran a hacer una buena confesión y comunión para lucrar las gracias del Jubileo. Había un solo acto, en el que el Misionero rezaba el Rosario, cantaba el Santo Dios, a continuación un punto doctrinal sobre la confe– sión, y después del Ave María, un sermón moral y fuerte, propio para los militares. Los seis días que duró la misión asistieron con la mayor puntualidad, edificación y fervor, produciendo tal conmoción en sus corazones la fervorosa pre– dicación del Misionero, que la mayor parte de ellos hizo con– fesión general con vivos y eficaces deseos de ganar el Jubileo . El último día de Junio, que fué el día de la conclusión, celebróse la Comunión, y después salieron formados y con música a hacer las tres visitas prescritas de iglesias empe– zando por la de la Soledad, en donde se rezó una decena del

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