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234 Vida del P. Adoain Diciembre, y durante ella cantaron varias niñas las letrillas de la Divina Pastora. Las Comuniones fueron 700. Como el año anterior había instalado S. E. I. la Archicofradía del Co– razón de María en esta población y predicado 15 días, casi todos ingresaron entonces; por eso ahora ingresó poca gente. Terminada esta misión, pasó de Nuevitas a la ciudad de Puerto Príncipe acompañado de los Padres Subirana y Coca, haciendo el v~aje por ferrocarril, probablemente por primera vez durante los años que llevaba misionando en Cuba. Es la ciudad de Puerto Príncipe la Capital de un extenso territorio, de suma importancia comercial y política, por su proximidad a la ma1· y por su considerable riqueza. Como abundan en ella las familias medianamente acomodadas, y han salido sie~pre de allí muchos jóvenes para educarse en el extranjero, nadie extrañará que haya sido en todos tiempos el centro de las revoluciones y de las conspiraciones que los filibusteros han armado contra España. Aquí estuvo desde el día 8 de Diciembre de este año hasta el 18 de Enero del si– guiente, durante el cual tiempo dió con el P. Subirana cuatro misiones en diferentes parroquias de la ciudad, haciendo grandísimo fruto, si bien son muy pocas las noticias que tene– mos de ellas. La primera predicó en la parroquia de Santa Ana de Puerto Príncipe, que duró desde el día 8 de Diciembre hasta el 24 del mismo. Como nuestro Misionero se había hecho tan célebre en todo el Arzobispado de Cuba, y su nombre era conocido de los buenos y de los malos, esta primera misión debió despertar gran interés, ácudiendo por ello mucha gente, la cual iba aumentando de día en día, a medida que avanzaba la misión , en tanto grado que ílo sólo se llenaba la iglesia sino también las calles y plazas cercanas al templo. La Comunión general de niños y niñas tuvo lugar el día 23 y la de los adultos el 24, siendo en ambas el celebrante y el que distribuyó a los :5.eles el Pan Eucarístico el Ilmo. P. Claret, cantándose con música durante este acto los versos de la Divina Pastora, que el Padre Esteban iba glosando desde el púlpito. Las comuniones fueron
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